Intacto como hielo virgen

Hay que valer para contar historias, no basta con que te pasen cosas. Esas cosas tienen que arañar algo dentro de ti, tocarte y no caerse. Una suerte de contrato de permanencia de lo que te sucede.

Habréis oído cien veces eso de los fotógrafos ventana y los fotógrafos espejo. Los unos cuentan hacia fuera y los otros rebuscan en su interior. En cualquier caso, toda metamorfosis funciona si hay gusano dentro.

Yo no soy tu gruppie. No estoy aquí por ti. Me dejas tan fría como el hielo virgen. Estamos tan lejos que no acertamos a cruzar dos miradas. Ni yo soy cómplice. Ni tú testigo.

Hay quien se levanta del sofá a por un vaso de agua y de eso, te hace la historia más apasionante del mundo. También he conocido quien ha ido cien veces al Polo Norte y no atina a contarte ni media anécdota, como si hubiera ido a la oficina tal día como hoy.

Definitivamente, las historias las lleva uno dentro. El mundo es puro decorado.

Navegas por la selva amazónica, río arriba, al mismísimo corazón de las tinieblas, pero el coronel Kurtz no te puede atender. Está de baja por estrés laboral. Vuelva usted mañana, que otra vez será.


Comentarios