El hombre del buen karma. Se mueve en otra atmósfera y hace que todo sea tan natural... tan, tan, tan como si fuera tuyo... pero la realidad es que es de él. Es su mundo, es su cosmos y tú, como mucho, puedes llegar a ser un feliz espectador, y participar en sus proyectos y sentirte parte de eso que sólo algunas personas son capaces de transmitir (y que todas tenemos) si sabemos mirar con cierta paz.
Y habló buscando preguntas, y no tanto encontrando respuestas... entiendo que cuando uno es mayor, las preguntas son las respuestas de cuando uno es joven. Yo ya soy mayor. Me importan un huevo las respuestas, porque ahora sé que cambian las preguntas a la vuelta de la esquina. No es de recibo, pero es lo que hay.
Oscar habló en otro lenguaje, quizás en un lenguaje más artístico y yo lo traducía a un lenguaje más mío. El hablaba del proceso creativo en una jerga bellísima, poética, casi tanto como su Karma, y yo lo traducía a un argot kleiniano, tan bello como la poesía. Él hablaba de que la respiración es un acto artístico en sí. Inspiras-metabolizas lo que puedes asimilar-espiras. Hay cosas que, simplemente no quedan dentro de ti, otras que, incluso te hacen mal. Yo entendía la incapacidad de tener referentes fotográficos como una forma evolutiva tan tan primitiva como la envidia. No hay envidia sana, lo siento, la envidia es el principal elemento inhibitorio de cualquier producción creativa. La envidia y la exigencia, esa puta, que nos knokea y nos deja inside out.
Oscar hablaba de colores en una "Caja de acuarelas" en blanco y negro... todos esos colores que sólo tú puedes ver dentro de ti. Se me escapó una lágrima y seguí escuchando con gratitud...
Habló de nutrirse de referentes, de incluir en el bagaje estructural a los otros para desarrollar la propia originalidad. Porque nutrirse es estar activo, activo frente a las circunstancias de una obra de arte o cualquier otra cosa. Y también habló de "Silencio abierto", ese paréntesis acústico que sólo Oscar puede crear con él mismo. Y luego está el mercado del arte y todo lo demás... pero párate, ¡no!, para.... ahora... sólo cuando puedas hacer esto (..........................) es cuando estarás, codo con codo con él y, entonces, podrás sentir su propia música, que si te das cuenta, no es más que la tuya.
(A Miguel Angel González Torres)
Y habló buscando preguntas, y no tanto encontrando respuestas... entiendo que cuando uno es mayor, las preguntas son las respuestas de cuando uno es joven. Yo ya soy mayor. Me importan un huevo las respuestas, porque ahora sé que cambian las preguntas a la vuelta de la esquina. No es de recibo, pero es lo que hay.
Oscar habló en otro lenguaje, quizás en un lenguaje más artístico y yo lo traducía a un lenguaje más mío. El hablaba del proceso creativo en una jerga bellísima, poética, casi tanto como su Karma, y yo lo traducía a un argot kleiniano, tan bello como la poesía. Él hablaba de que la respiración es un acto artístico en sí. Inspiras-metabolizas lo que puedes asimilar-espiras. Hay cosas que, simplemente no quedan dentro de ti, otras que, incluso te hacen mal. Yo entendía la incapacidad de tener referentes fotográficos como una forma evolutiva tan tan primitiva como la envidia. No hay envidia sana, lo siento, la envidia es el principal elemento inhibitorio de cualquier producción creativa. La envidia y la exigencia, esa puta, que nos knokea y nos deja inside out.
Oscar hablaba de colores en una "Caja de acuarelas" en blanco y negro... todos esos colores que sólo tú puedes ver dentro de ti. Se me escapó una lágrima y seguí escuchando con gratitud...
Habló de nutrirse de referentes, de incluir en el bagaje estructural a los otros para desarrollar la propia originalidad. Porque nutrirse es estar activo, activo frente a las circunstancias de una obra de arte o cualquier otra cosa. Y también habló de "Silencio abierto", ese paréntesis acústico que sólo Oscar puede crear con él mismo. Y luego está el mercado del arte y todo lo demás... pero párate, ¡no!, para.... ahora... sólo cuando puedas hacer esto (..........................) es cuando estarás, codo con codo con él y, entonces, podrás sentir su propia música, que si te das cuenta, no es más que la tuya.
(A Miguel Angel González Torres)
que sepas que ahora soy yo tu seguidora. Buen trabajo¡¡¡
ResponderEliminarGracias, Maica. Yo también te sigo de cerca. :))))
ResponderEliminarGenial Pepa, me ha encantado y como diría uno... Viva el vino!!!
ResponderEliminar